
Siempre es mejor ir del odio al amor que lo contrario. Suele resultar un proceso largo y doloroso de aprendizaje personal, pero también hay atajos. Vista una camiseta con la palabra odio escrita en un ambigrama, un texto que admite, como mínimo, dos lecturas diferentes. Póngase ante un espejo y ya está. Del odio al amor sin sentirlo. El primer ejemplo procede de Accordion Guy y el segundo es la respuesta al desafío creativo en castellano de Carlos Carpio.
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