El enorme ego que nos hemos ido construyendo en nuestra sociedad individualista nos hace pensar que somos los únicos responsables de todo lo que creamos. Ese ego que nos separa y nos diferencia de todo lo que nos rodea, que no quiere creer que está irremediablemente unido a todo lo visible e invisible de este mundo, asume como propio los éxitos y los fracasos de sus actos creativos. Y si los primeros lo encumbran, los segundos lo sepultan.
Ni la autocomplacencia ni la flagelación existirían si viéramos nuestra tarea en la vida, nuestro talento y nuestra pasión, como un canal para la expresión de lo divino, de algo más grande que nosotros. Estamos ahí trabajando, haciendo lo mejor que sabemos y a veces una chispa de inspiración, de genio, pasa a través de nosotros.
La escritora Elizabeth Gilbert, autora de Eat, Pray, Love, lo cuenta en una magnífica charla en TED.
Premi DonaTIC 2025
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Los momentos bonitos hay que celebrarlos. Ayer, 2 de octubre, fue uno de
esos momentos. Recibí el premio DonaTIC 2025 en la mención de Cultura
Digital....
Hace 3 semanas

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