Mi pareja corrió ayer el Maratón de Barcelona. Fue su primera vez. Y como tantas primeras, qué nervios, qué emoción, qué incerteza. Correr hasta la extenuación, cuando las piernas no quieren seguir, tu corazón te suplica un receso, tu sentido común te dice que debes parar. Pero no. Porque correr 42 kilómetros es desafiar todo eso e imponer la voluntad. Se llega porque se quiere llegar. Y por eso, cruzar la meta es cruzar la frontera entre lo que se puede y lo que se quiere hacer.
Después vendrán o no más maratones, pero ninguna será como la primera vez. Porque esas ocasiones te llevan a lugares desconocidos, diluyen barreras mentales y emocionales. Felicidades.
La crónica en primera persona.
En esta entrevista no hay humanos (podcast #45)
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Hace 1 mes
3 comentarios:
Ostres, ostres, moltes felicitats per en Jose, quin campió!!! Jo m'he apuntat a la Cursa de Bombers i ja tremolo només de pensar-hi, i només són 10 quilòmetres!!! Per si algú s'anima: http://www.cursabombers.com
Ànims. Ho aconseguiràs segur.
Eva, he corrido seis marathones y se perfectamente lo trascendental de la experiencia, dicen que equiparable al parto... (y quiero hacer la 7)
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