Qué fuerte es la perplejidad. Tan intensa que te protege del desánimo, del llanto, de la rabia o de cualquier otra lógica emoción ante una noticia bomba, una de esas que siempre reciben los demás. La perplejidad es un bálsamo momentáneo que te hace vivir en el limbo de los sentimientos. Todavía no te has precipitado al infierno de la fatalidad ni te ha remontado al cielo el cariño de los demás. Simplemente flotas. No pisas la realidad. Como en un mundo virtual a través de un avatar. Qué bonita metáfora para mis clases.
1 comentario:
La perplejidad, con su boca abierta y sus ojos demudados, se parece mucho a la voluntad de escuchar.
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