Matemos a Descartes

La culpa de nuestra infelicidad la tiene Descartes, que se emperró en convencernos de que sólo somos seres racionales. Su influencia nos limitó a sujetos pensantes, relegando la emoción y la imaginación a categorías secundarias. Con ello nos separó del mundo y eso nos ha separado de una parte de nuestro ser esencial. Porque Descartes estaba totalmente equivocado. Como asegura el neurobiólogo Antonio Damásio, "tomamos decisiones basándonos en emociones. Y sin emociones no podríamos comunicarnos".

Antes de Descartes alma y mente no estaban separados. "Éramos seres daimónicos", dice Patrick Harpur, escritor e historiador. "Los daimon, para los filósofos herméticos, eran seres que iban y venían de este mundo al otro mundo, seres a la vez materiales y espirituales, a la vez benéficos y maléficos". Seres imaginativos. La imaginación es "la capa más honda de la psique, esa capa psíquica en la que todos participamos y de la que brotan todos los mitos, todos los arquetipos... De la que todo procede: ¡la imaginación es la realidad, más real que lo que nuestro ego racional suele llamar realidad!". Matemos a Descartes ya.

Animalario, incómodo pero necesario

El grupo de teatro Animalario gira con su nueva obra, Hamelín. Después de ser capaces de resucitar a Copito, darle voz filosófica y retranca, la compañía de Guillermo Toledo y alberto San Juan cambia de tercio. Hacen una apuesta valiente, con un tema incómodo, sórdido, de pocas risas. Un pedófilo es acusado de pederastia por un ambicioso juez, que filtra a la prensa, que a su vez hurga y engrandece la trama. Ni el juez, ni la prensa, ni la psicóloga que atenderá al crío supuestamente abusado, ni la familia, nadie es enteramente inocente. El pedófilo aparece como el más sincero y coherente de todos los personajes, el único que asume su verdad.

Enferma y poco creativa

Dicen los psicosomatólogos que tu enfermedad es la parte más sana de tu personalidad. Parten de la base de que el sistema inmunitario está vinculado a las emociones y pensamientos, por lo que si tu cuerpo enferma, se impone una revisión emocional. Dicen también que muchos artistas aumentaron su creatividad tras una larga enfermedad.

Yo sólo tengo un tranzaco: dolor de huesos, fiebre, toses que me abren en canal y mocos para empapar una tonelada de pañuelos. No sé si dará para mucha obra. Por lo pronto, esto es lo único que he escrito.

Consumo y conocimiento

Se puede consumir información pero no saber. Porque informarse es procesar datos pero "saber es conocerse". No es de consumo rápido. Y lo que no se compra, no vale. Los datos no dan calma de espíritu. El conocimiento, sí.

A raíz de la entrevista a la psicoanalistga Laura Kait Edelman.

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