Estos días, totalmente sumergida en un proyecto grande y mil pequeños, casi no me queda tiempo para viajar mentalmente a otros mundos. El viaje mental es para mi una necesidad vital. Puede ser un recuerdo de algo ya vivido o una fantasía de una vida que no tendré. Da igual. Lo que importa es tener más vida que la que me permiten sólo mis sentidos. Cuando estoy tan regida por los ritmos cotidianos, el único viaje mental que puedo mantener es el de la lectura. Afortunadamente, estoy leyendo
La mujer justa, de Sandor Marai. Ayer, en ese momento de espera superpoblada que se vive cuando el avión aterriza y todos los pasajeros están ya preparados para descender, un hombre vio mi libro.
- ¿Te gusta?
- Sí, mucho.
- A mí me encantó.
Comenzamos a salir. Se le quedaron en la boca un montón de cosas que decir pero no hacía falta. Estoy leyéndolo y comparto la pasión lectora, ese código secreto de los viajeros mentales.
2 comentarios:
Es hermoso cuando dos lectores se encuentran sobre la portada de un libro.
Hey! Yo leí La Mujer Justa hace un año, y me pareció alucinante, tres versiones de una misma vivencia.
Hasta luego, Eduardo
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