En la prisión (es sólo un eufemismo) de Guantánamo no han marcado a los detenidos con hierro al rojo vivo pero podían haberlo hecho, porque han vejado a sus ocupantes casi más que a las bestias, que ya es decir. El reportaje
Animal número 64 que publicaba El País ayer domingo, 19 de noviembre, relata el suplicio de uno de los desafortunados que han sido torturados y despojados de toda dignidad. De vuelta a España, su situación de desamparo, sin papeles y sin trabajo, no le permite pararse a lamerse las heridas. Todavía tiene que sobrevivir.
2 comentarios:
Y ayer justamente entró al Congreso de EEUU una iniciativa para ampliar las instalaciones de Guantánamo, elevando al triple de su capacidad...
Para que crezca la vergüenza.
Publicar un comentario