Como la última vez que escribí, hoy vuelve a llover. Pero esta vez es distinto. Es una lluvia suave y constante, un chirimiri que va calando hasta los huesos con una persistencia casi invisible. Nada que ver con el torrente de hace casi un mes: ese agua pasional que llega con fuerza y se lo lleva todo por delante. Dura poco pero deja tras de sí un paisaje trastocado. Los restos de su paso llegan por las rieras hasta el mar.
Aquella era una lluvia de amor joven y la de hoy es de amor maduro. No disparata las neuronas, pero crece cada día un poco más, nutriendo el alma y la existencia. Suave, casi invisible.
Charla TEDx Igualada
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Hay experiencias vitales que suponen un momento de inflexión vital. La
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Hace 1 mes
2 comentarios:
Esta lluvia me recuerda mi época parisina, era así cada día o casi. Te acostumbras y amas y vives y trabajas así, de prisa de aquí para allá, pero viendo tu vida pasar el los reflejos metálicos de las calles. Yo doy gracias a esta lluvia por eso, me devuelve parte importante de mi vida, de una época pasional, si, efectivamente.
Una felicidad libre de euforia...
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